Washington, D.C., II
🇨🇴 Casi tan pronto como nos despertamos recibimos una alerta en el teléfono de que habría inundaciones por las lluvias fuertes de la mañana. Nuestro plan original había sido tomar el metro de nuevo hasta Washington, D.C., y regresar por el carro en la noche para evitar problemas de parqueo, pero con la lluvia pronosticada y la posibilidad de estaciones de metro inundadas decidimos manejar y salir con tiempo.
Vale la pena aclarar que ha habido pronóstico de tormenta eléctrica todo el camino desde Colorado hasta Virginia, pero nunca nos han caído más que unas gotas. Siempre, incluso hoy, hemos visto la lluvia y los rayos desde algún hotel, restaurante, etc. Sin embargo hoy sentimos los plenos efectos de la tormenta en tiempo y trafico.
Salimos con mucho tiempo de sobra para llegar al museo, pero nos tardamos el triple de lo normal. Había tráfico pesado, vías cerradas por inundación, y pusimos a prueba la habilidad del carro de cruzar calles inundadas. Luego llegamos a Washington y el caos del tráfico empeoró por la confusión del GPS (Google Maps) que no tenía en cuenta las vías cerradas y avisaba todo muy tarde. Depués de entrar y salir de la ciudad un par de veces dejé a todos frente al museo y anduve media hora más para conseguir parqueadero. El esfuerzo valió la pena.
He estado en bibliotecas, museos, teatros, galerías, iglesias, templos y salas fúnebres. En todos el comportamiento común es el silencio. La mayoría lo mantienen por costumbre y unos pocos por que se les recuerda. El Museo de los Estados Unidos en Memoria del Holocausto es el único lugar en el que he estado en que la gravedad de los crímenes cometidos contra seres humanos, que allí se recuerdan, inspira una reverencia instintiva. Recordar es crucial, especialmente para quienes no vivimos la historia.
Ayer dije que no alcanza el tiempo para todos los museos. Si solamente hay una hora, se debe pasar dentro de este.
Durante el almuerzo hablamos de lo que aprendimos acerca del Holocausto. Luego visitamos el Air and Space Museum donde los cinco niños que entramos revivimos nuestros sueños de pilotos y de astronautas.
Cuando cerraron los museos volvimos a visitar al tío Juanpi, que nos invitó a pizza. A cambio, los niños y la perrita intentaron destruir su apartamento.
🇺🇸 Almost as soon as we woke up we received on our phones a flash flood alert due to the heavy rains of the morning. Our original plan had been to ride the metro into D.C. and to return for the car late in the day to avoid parking hassles, but with the rain forecast and possibility of flooded metro stations we decided to drive and to leave early.
It’s worth mentioning that there’s been a forecast of thunderstorms all the way from Colorado to Virginia, but we’ve never been under much more than a drizzle. Always, even today, we’ve seen rain and lightning from inside a hotel or restaurant, etc. Today, however, we felt the storm’s full effects in time and traffic.
We left with plenty of time to spare for the museum, but it took us triple the usual time. There was heavy traffic, closed roads due to flooding, and we put the car’s water fording ability to the test crossing flooded streets. Then we arrived in D.C. and the chaotic traffic worsened thanks to a confused GPS (Google Maps) that didn’t take into account closed roads and alerted us of everything else a little too late. After leaving and entering the city a coupe of times I dropped everyone off in front of the museum and drove around for half an hour looking for a parking spot. The effort was worth it.
I’ve been in libraries, museums, theaters, galleries, churches, temples, and funeral homes. In all those places the common behavior is silence. Most keep it out of habit and a few others because they are reminded to do so. The United States Holocaust Memorial Museum is the only place I’ve been where the seriousness of the crimes committed against human beings, that we’re reminded of there, inspires an instinctive reverence. Remembrance is crucial, especially for those of us who didn’t live that history.
Yesterday I said that there’s not enough time for all the museums. If there’s just one hour it must be spent in this one.
During lunch we discussed what we learned about the Holocaust. Then we visited the Air and Space Museum where the five kids who entered revived our dreams of piloting aircraft and spaceships.
When the museums closed we returned to visit uncle Juanpi, who treated us to pizza. In return, the kids and the dog tried to trash his place.